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¡UNIÓN CIVIL YA!... NO

Una oportunidad impostergable para los disidentes del proyecto

Educador, hijo, hermano, amigo

ALDO LLANOS MARÍN

Publicado: 2015-03-18

Este post llega a La Mula después de leer y oír a mucha gente pronunciarse al respecto. También debo avisar que está dirigido –en primer lugar-, a todos los disidentes del proyecto de Unión Civil ya que su denegación y archivamiento ofrece una oportunidad impostergable. Pero, ¿oportunidad para qué? Pues la oportunidad para hacer un parón, reflexionar, aceptar y rehacer todo lo que hemos hecho mal.  

Después del 10 de marzo, la tendencia de acusar a los disidentes del proyecto de elaborar discursos “violentos” y llenos de “odio” ha ido en aumento, y no se trata de asentir o ignorar estas u otras acusaciones, sino se trata de descubrir si es que esto es verdad o no es más que el reflejo de una violencia mayor encriptada en sus propios discursos vindicativos. Para este fin recurriré a Slavoj Žižek* porque desde su discurso puedo penetrar mejor en el núcleo del encono pro gay.

Para empezar Žižek reconoce que en todas las sociedades siempre habrá violencia entre dos o más personas por lo que propone, para un mejor análisis, la división de esta en dos tipos: la violencia subjetiva, visible y comprobable; y la violencia objetiva, invisible y desapercibida, pero enraizada en la psiquis colectiva de las personas.

SLAVOJ Žižek MEDITANDO

La violencia subjetiva es lo que vemos y oímos, como por ejemplo oír a Bruce calificando de “retrógrados” y “homofóbicos” a los congresistas opositores o a Monseñor Bambarén adjetivando de “maricón”, (en buen “peruano”), a “Techito” Bruce. La violencia subjetiva es muy visible en las redes sociales ya que ahí puede leerse como ambos bandos siguen lanzándose insultos e improperios.

Pero la labor de los disidentes no radica tanto en combatir la violencia subjetiva recibida sino en denunciar y combatir la violencia objetiva (empezando por la nuestra).

Muchos disidentes al recibir duros calificativos empiezan por preguntarse a sí mismos: “¿Por qué nos hacen esto?, ¿por qué quieren desestabilizar el (nuestro) mundo?”, pero estas preguntas solo revelarían que aun no han caído en la cuenta que están recibiendo -en modo inverso-, la misma violencia que han ejercido por años, consciente o inconscientemente.

Por otro lado, Žižek cuenta la anécdota de un oficial alemán que fue a visitar a Picasso en su estudio en plena guerra mundial. El oficial, al hacer el repaso de las obras del taller, quedó estupefacto al ver la complejidad vanguardista del Guernica. Entonces le pregunta al pintor: “¿Esto lo ha hecho usted?”, a lo que Picasso respondió: “No, ustedes lo hicieron”. Del mismo modo, los promotores de la Unión Civil podrían decir: “¿Por qué insisten en atacarnos y atacar nuestros deseos?, ¿es eso lo que quieren?” a lo que los disidentes podríamos responder junto con Picasso: “¡No, ustedes nos empujaron a esto!” (Traducción: “¡Este es el resultado de su violencia objetiva!”)

Por lo tanto la oportunidad impostergable de los disidentes consiste en reconocer en donde “empezamos” para poder remediarlo, pero también en reconocer en donde se esconde la violencia subyacente en los discursos que promueven el proyecto de Unión Civil.

La violencia subjetiva en el uso del lenguaje

¿Qué queremos decir cuando los disidentes le decimos a alguien “marica”, “cabro” o “rosquete”? Está clarísimo que todas tienen una connotación despectiva por lo que se usa como arma descalificadora contra otro.

Estas palabras surgieron para calificar al varón amanerado, afeminado, para referirse a un varón cobarde, con poco arrojo y valentía, para adjetivar a un pusilánime.

Si esto es así, entonces el adjetivo podría calzar perfectamente en un Kurt Villavicencio (“Metiche”) al verlo llorar ridículamente ante la partida del programa “Combate” del modelo Miguel Arce o al ver los quecos y disfuerzos del estilista Ojani en el programa “Enemigos públicos”. Pero, ¿podría calzar el término en Michael Sam, estrella de futbol americano, o en el boxeador portorriqueño Orlando Cruz?, ¿podría calzar el término en la carismática Ellen DeGeneres o en el convincente presentador de la CNN Anderson Cooper?

MICHAEL SAM (A LA DERECHA) Y SU PAREJA

Por mucho tiempo el lenguaje simbólico de la televisión peruana también ha reforzado esta violencia objetiva. Por ejemplo, todos los homosexuales retratados en las parodias y programas cómicos son representados bajo el arquetipo del varón afeminado y de gestos excesivos que solo sirve para la mofa y la risa barata. Esta caracterización, celebrada por años sin ningún espíritu crítico, olvidaba que el objeto de las burlas eran personas concretas, a las que en base a esos estereotipos, la sociedad no tomaba en serio (infravaloración).

Ciertamente esto es criticable en la conducta de muchos homosexuales pero el punto no es la persona homosexual en sí, sino la ausencia de virtudes y buenas maneras que no hacen distinciones por orientación sexual. Es consabido que la ausencia y falta de cultivo de estas siempre generará repulsión y antipatías así seas homosexual o heterosexual.

Es en este punto en donde la violencia objetiva del lenguaje ideologizado se hace más patente ya que dividir a las personas en homosexuales (en todas sus variantes conceptuales) y heterosexuales, y no en varones y mujeres, reduce a la persona humana a una de sus expresiones, mutilando a los sujetos y destrozando su unidad antropológica. El mejor caso de esta violencia objetiva radica en el término “transgénero” que en algunos países ha sido implantado en las cédulas de identificación y que bajo este concepto se va llevando al olvido lo concerniente al aporte que como varón y mujer pueden desarrollar.

Ejemplificando. Una cosa es pedir al tendero “Quaker” y otra pedir “avena”, una cosa es pedir “Vinifan” y otra “forro plastificado”. La diferencia radica en que al implantar un término “sintético” y puramente nominal como “Quaker”, “Vinifan” o “transgénero”, se elimina toda realidad radicalmente real, o sea trascendente: el logos que se funda en el ser, y ya no habría forma de averiguar, por ejemplo, cuáles son las propiedades alimenticias de eso que se llama “avena”, cual es su clasificación botánica, en que periodo de la humanidad se le domesticó, etc., solo por la ensoñación del que quiere que así sean las cosas.

La violencia objetiva intraespecífica y la violencia de las ideologías liberal-socialista contra la persona del homosexual

La violencia objetiva intraespecífica es un problema que ha empezado a acentuarse dentro de la comunidad LGTB, ya que también es marcada la discriminación entre ellos. Esta discriminación es ejercida de modo más visible por los homosexuales de porte masculino y conducta refinada en contra de los homosexuales de gestos afeminados y travestis. Los primeros achacan a los segundos que por su conducta y modo de ser, la sociedad rechaza y rechazará toda legislación pro gay. Si no estás de acuerdo con esta afirmación hazte las siguientes preguntas: ¿Por qué en todos los spots en favor de la Unión Civil no figura un travesti de barrio?, ¿por qué los publicistas de la Unión Civil no recogen el sentir de los travestis del oriente peruano y provincias?, ¿por qué libros como “Hey, soy Gay” (Editorial Planeta), reseñan la vida de homosexuales que se ven como cualquier heterosexual -salvo el drag queen Hector Acuña (Frau Diamanda)-?, ¿por qué los rostros de la comunidad homosexual que más se publicitan por estas fechas pertenecen al estrato socioeconómico A y B?, ¿Dónde están los rostros de los homosexuales estilistas de la Av. Abancay, de los "jaladores" de productos cosméticos del Mercado Central, de los que sobreviven a duras pena en "La Floral"?

Esta es la violencia objetiva ocultada dentro de la misma comunidad LGTB, ya que la inmensa mayoría de homosexuales del Perú, y me refiero al homosexual de barrio y de provincias, no está interesado en casarse ni verse como Helmut Kessel o Mauricio Fernandini. Esta hipocresía fue denunciada por Carlos Cacho, que después de salir a decir que no estaba de acuerdo con la Unión Civil, por las razones antes aludidas, optó por una cura de silencio sospechosa. Este resentimiento se hizo evidente una vez más cuando Juan Barbarán (uno de los gemelos “Paletazo”), criticó la salida del closet de Ricardo Morán el mismo día del debate del proyecto en el congreso durante el programa de Janet Barboza.

JUAN Y MIGUEL BARBARÁN, LOS GEMELOS "PALETAZO"

Ahora les pido que repasen las imágenes de todas las marchas por la Unión Civil. ¿Quiénes son en su mayoría?, pues en su mayoría son heterosexuales afiliados a algún partido político o colectivo de izquierda. ¿Quiénes son los columnistas que más defienden a la Unión Civil en la prensa escrita y digital?, pues en su inmensa mayoría son heterosexuales que están comprometidos con la derecha liberal (Ej. Alfredo Bullard -El Comercio- y Juan José Garrido -Peru 21-) o con la izquierda caviar (Toooooodos en La Republica y Diario 16).

Para los primeros, la aprobación de la Unión Civil es un tema de “libertades” que solo tiene sentido apoyar ya que esto reforzaría más el asentamiento del sistema económico neoliberal. Solo lean los artículos de Enrique Pasquel argumentando como la Unión Civil traería un mayor impulso económico a nuestro país…. ¡económico! ¿Y las personas homosexuales concretas?

Para los segundos, la aprobación de la Unión Civil tiene sentido apoyar ya que esta reforzaría el primado ideológico socialista de la “igualdad”… ¡las personas al servicio de la ideología! ¿Y las personas homosexuales concretas?

Esta violencia objetiva se encarna perfectamente en el caso de Victor Chinchay Leiva (“Kiara”), travesti de barrio, mestizo, cholo en buen peruano, de clase baja, que regresó de Argentina para hacerse cargo de sus padres ancianos en Independencia. Durante un confuso incidente, mientras tomaba en la calle con algunos amigos, unos desadaptados lo atacaron con desproporcionada crueldad a palos y lo dejaron postrado. Su caso fue muy difundido por la prensa. ¿Se hizo visible el apoyo de la comunidad LGTB de modo concreto, más allá de utilizar su caso como palanca política? No, ya que este es el trato real de la ideología. Primero, fue víctima de la violencia subjetiva irracional de un grupo de iracundos. Segundo, fue víctima de la violencia objetiva de todos aquellos que en ese momento promovían la Unión Civil a capa y espada: “no vales la pena”.

Victor Chinchay Leiva (“Kiara”)

Los propulsores políticos de la Unión Civil viven una ilusión ética, una fantasía humanista. Parafraseando a Žižek, sus performances en los medios se asemejan a aquellos lapiceros obscenos que se vendían en Lima a finales de los 80s en las que estaba retratada una mujer en bikini. Cuando el lapicero se invertía de posición entonces surtía efecto el juego visual y la mujer quedaba totalmente desnuda. Este es el caso de Pablo Secada y Verónica Mendoza, de Alberto de Belaunde y Claudia Cisneros. Al invertir sus discursos liberales-socialistas se observa la obscenidad del hombre al servicio de (para) las ideologías.

Esta es la violencia de la ideología de género en la que "todo vale" en donde incluso para justificar la Unión Civil han llegado a recurrir a ejemplos animales para vaciar de contenido la palabra "natural". Pero, parafraseando a Chesterton, podría decir que esta es una prueba más de que los verdaderos y recalcitrantes "conservadores" son ellos ya que de este modo pretenden conservar la inmemorial respetabilidad de bonobos y delfines. Frente a esto la maltratada y "abyecta" moralidad se revela como la más oscura y atrevida de las conspiraciones.

La aldea liberal-socialista promoverá toda ideología que esté centrada en la satisfacción del súper yo como fin supremo aunque esto debilite la original y verdadera diversidad sexual (sexos distintos) por la homogeneidad estéril del sexo varón-varón y mujer-mujer. Ya una pareja homosexual famosa (Doménico Dolce y Stefano Gabbana), acaba de denunciar esta incoherencia ya que lo más trascendente de la biología humana queda ahora a merced de la violencia objetiva del deseo que aborrece la lógica binaria de la complementariedad, equiparándola a una infinidad de prácticas sexuales que no toleran la dualidad. Sin dudas, esta violencia objetiva ideológica se muestra como tal por la cantidad de disfraces que lleva puesto para pasar desapercibida: en nombre de la democracia, de los derechos humanos… del amor.

Doménico Dolce y Stefano Gabbana en el ojo de la intolerancia pro gay

Si somos disidentes del proyecto debemos eliminar primero nuestra propia violencia objetiva que nos lleva a rechazar al otro como otro, tan solo por el hecho de sentir una atracción sexual hacia el mismo sexo. Las parejas homosexuales que conviven son una realidad, no son una ficción y por más minoritarias que sean necesitan un marco jurídico que las proteja, pero cuando este marco está viciado por las ideologías entonces este se impregna de violencia objetiva hacia las mismas personas que pretende defender. Poco a poco el marco jurídico ideologizado irá revelando el desprecio por la persona homosexual no por ser homosexual, sino por ser persona

Antes del rechazo y archivamiento del proyecto de Unión Civil, Carlos Bruce había llegado a un acuerdo con Martha Chávez para llevar a la comisión de Justicia y DDHH un solo proyecto en común. La mayoría estaba garantizada y esto hubiera supuesto un ejemplo político para nuestra sociedad, sin embargo, para las ONGs y su agenda ideológica esto les supuso un obstáculo para sus fines y atacaron con dureza a Carlos Bruce a quien no le quedó otra que tirarse para atrás.

LA FALTA DE CONSENSO DE AMBOS PROYECTOS: UNA OPORTUNIDAD PERDIDA 

Violencia objetiva y culpas compartidas

Bajo el imperativo de la caridad los disidentes debemos empezar a eliminar la violencia objetiva, raíz de la violencia subjetiva, ya que no se trata de violentarlos con el “hagan lo que quieran que no me importan” sino con la transparencia del “no estoy de acuerdo con todo lo que haces pero siempre estaré dispuesto a ayudarte cuando pases necesidad”.

Esta es una buena oportunidad, somos mayoría en el país y por lo tanto estamos obligados a romper la violencia objetiva que podemos haber ejercido o alimentado con nuestro silencio cómplice: Por ejemplo, ninguna de las personas que debatían por las redes sociales contra la Unión Civil escribió algo condenando el asesinato de homosexuales –lanzados desde un edificio-, por parte del Estado Islámico.

Caso contrario, sufriremos nuevamente en el próximo quinquenio la virulencia de los promotores políticos de la Unión Civil con la probable aprobación de leyes laicistas (aborto, eutanasia, legalización del comercio de drogas, imposición ideológica desde el MINEDU etc.), sin habernos dado cuenta que todo eso pudo haber sido atajado con un profundo cambio de actitud de todos los disidentes frente al homosexual concreto, frente al otro en general.

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* Slavoj Žižek es un filósofo teórico marxista-lacaniano que ha desarrollado su actividad profesional en la Universidad de Liubliana y como profesor visitante en numerosas universidades norteamericanas. Tal vez muchos de los que lo conozcan se preguntarán porque lo cito si este defiende no pocas tesis contrarias a las que suelo respaldar, pero en mi defensa debo argumentar, que independientemente de las posiciones filosóficas de distintos autores, esto no quita que estos puedan decir cosas ciertas y sensatas. En todo caso, es un deber intelectual saber reconocer estas y aprovecharlas.  


Escrito por

ALDO LLANOS MARÍN

Disfrutando del placer de buscar y alcanzar la verdad.


Publicado en

La dictadura del relativismo

Analizando el origen, sentido y finalidad de esta sin razón disfrazada de intelectualismo.