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¿QUE CONVIERTE UNA ACCIÓN EN BUENA?

Dedicado a los "paladines de la justicia" que abundan por la redes sociales

Educador y especialista en Teoría del Conocimiento

ALDO LLANOS MARÍN

Publicado: 2014-03-13

Para responder a esta interrogante que siempre nos da vueltas por la cabeza al momento de tomar una difícil decisión, es necesario adherirse a un concepto que causa mucha picazón hoy en día: Lo absoluto. Si para ti todo es relativo y no hay ningún fundamento inmutable, entonces nunca sabrás con certeza que convierte una acción en buena. Por lo tanto para alcanzar este fin debemos remitirnos primero a la conciencia:

1.- Nada que vaya contra la conciencia es bueno pero, 

2.- No todo lo que se hace en conciencia es bueno 

3.- Por lo tanto, la conciencia es un “órgano” no un oráculo infalible, porque puede estar mal orientada.

Entonces no faltará el díscolo que me sacará, cual conejo de la galera, la figura de Kant para refutar el inicio de mi argumentación, recordando del filósofo prusiano su hoy célebre frase: “No hay nada en el mundo que pueda ser calificado de totalmente bueno, lo único que podría ser calificado de totalmente bueno sería la buena voluntad”

Ahora me toca a mí:

Primera duda: ¿Cómo sé si es mi conciencia la que me habla y no mi capricho o deseo disfrazada de ella? 

Primera respuesta: La conciencia es nuestra “mirada” hacia el bien, entonces como a priori es difícil realizar una distinción en situaciones complicadas o apremiantes, debemos seguir “viendo” y no tirarnos para atrás con “aquello” que nos parece bien… sigue adelante.

Interesante, entonces alguien mentalmente agudo dirá: "pero ¿solo basta la buena voluntad para calificar nuestra acción como buena?" 

Esto me hace recordar mucho a las ideas que al respecto se pregonan en oriente y que tienen eco en un sector "pluralista" de las ideas de esta parte del mundo (lamentablemente en el sector relativista). El más claro ejemplo está expresado en el símbolo oriental del Ying – Yang que decora muchos collares y pulseras que usan nuestros jóvenes con mucha candidez, quienes rozando en el límite de la tremenda ignorancia, se lo ponen de modo subjetivo, por moda o puro gusto. Be happy, dont worry 

En este símbolo lo blanco tiene un punto negro y lo negro tiene un punto blanco que quiere decir, entre otras cosas, que todo lo bueno tiene algo de malo y todo lo malo tiene algo de bueno, ¿?, ¿algún relativismo escuché por ahí?, y es que recurriendo a la filosofía oriental no puedo responder a la pregunta que da origen a estas reflexiones porque la "buena voluntad", tanto en la expresión kantiana como en la oriental, puede ejemplificarse y desmontarse con el siguiente ejemplo: “Soy un tipo que tengo mi abuelita a la que le acaban de diagnosticar diabetes, como no tengo tiempo para acompañarle en su tratamiento, entonces mañana me consigo insulina y se la pongo con un médico amigo ”

Entonces surgirá la segunda duda: 

Segunda duda: ¿Solo la buena voluntad debe ser tomada en cuenta para juzgar si mi acción es buena?

Segunda respuesta: No, porque mis buenas intenciones (en un comienzo) podrían convertirse en justificación para cualquier tipo de injusticia (al final).

Si te diste cuenta, la buena intención no cambia en nada la injusticia cometida contra la salud de la abuelita y eso siempre conlleva a la tensión y la angustia

En este caso, como en muchos casos, nuestra conciencia reconoce que ese acto estuvo mal y por eso procuramos que nadie nos haya visto o que se haya dado cuenta. Hasta el más malo siempre vislumbra -aunque sea levemente-, que ha hecho mal porque ese mal no se lo permitiría si le afectaría a él. Solo en el caso de una patología o una conciencia destruida se podría obviar este reconocimiento de lo malo, pero aún así esto se da al final de un largo camino de autodestrucción.

También se dice, cuando se quiere justificar un acto malo: “No sabía lo que hacía” o “soy una víctima de las circunstancias”. Estas justificaciones son solo eso, meras justificaciones, porque de esta forma se busca engañar a la conciencia refugiándose en las “buenas intenciones” y se renuncia a prestar atención a lo verdaderamente real del acto. En otras palabras, no se quiere “saber”.

Luego pasa muy a menudo que por tratar de tranquilizar o acallar nuestra conciencia, tratamos de convencernos y convencer a los demás del fin bueno de nuestra acción, pero en este caso se revela un deseo oculto y muy real, por querer expulsar de nuestra conciencia los aspectos negativos de nuestra acción y dirigirla a los positivos. Tal vez podría llamarse a esto, una forma de justificar nuestros actos.

Llegado a este punto, podemos elaborar las conclusiones:

1. La bondad de un acto, tiene que ver con una “mirada limpia” de la realidad. Conocerla como es y no cómo nuestros deseos subjetivos quieren que sea aunque estos deseos muchas veces no correspondan con la realidad, natural y moral. 

2. Pero, esta "mirada limpia" puede desviarse por nuestro egoísmo primitivo en:

El sentimiento momentáneo, que como todo lo subjetivo, debe tener límites puestos por la inteligencia, claro, teniendo como pre requisito una correcta educación de la afectividad que tanta falta hace en nuestra sociedad post modernista, si es que se quiere el pleno crecimiento de la persona humana. El sentimiento momentáneo puede desviar muchas veces, con medios no tan lícitos, un fin que incluso puede ser bueno.

La ambición, que puede desviar por medios no tan lícitos, un fin que incluso puede ser bueno.

Los ideales, que deben ser justos (con la realidad misma y con los demás) porque bien entendido esto significa que todos nos debemos a los demás ya que cualquiera de nuestros actos siempre tendrán consecuencias en alguien. 

3. El bien es absoluto y no puede ni debe esperar, también se puede decir que no puede ni debe dejar paso a otras cosas. Frente a esto no podemos caer en las llamadas “falacias naturalistas” en las cuales el llamado “bien” o “bueno” puede ser sustituido por otro “bien”.

4. Entonces ya podemos comprender la aparición de la moral como algo que no es accidental ni consensuado ni mucho menos democratizado, simplemente es porque hace justicia a la realidad.

5. Ahora ya entendemos la construcción de la ética, que surge por sí misma, de la naturaleza de las relaciones personales.

6. Para que nuestra actividad sea buena en las relaciones con las cosas, seres vivos, personas y nosotros mismos, nos debemos comportar frente a estos de acuerdo con sus valores propios, es decir, debemos hacerle justicia a la realidad. Ejemplificando: A toda persona siempre se le debe tratar como un fin y nunca como un medio, y si es parte de un sistema organizado (un empleo por ejemplo) y se ocupa como medio dentro del engranaje productivo, nunca se le debe dejar de tomar a su vez como fin, tratando de ayudarlo a conseguir su propio fin en el trabajo mismo.

7. De este ejemplo deducimos que el “valor” del hombre es distinto, se llama “dignidad”, porque todo valor es calculable, pero la dignidad no. Eta dignidad radica en que en su conciencia, el hombre sabe que debe hacerle justicia a la realidad, esto se llama “respeto” y es incondicional, por eso, alguien con dinero no puede romper billetes de s/. 200, sólo porque es de él, ésta no es ninguna justificación, porque romper algo que otros pueden necesitar siempre es inmoral.

8. No se puede fijar el “límite superior” de lo que hace “más buena” una acción en comparación con otras “menos buenas”, porque siempre es posible hacer algo mejor que lo que se ha hecho, por eso es falso decir que debemos actuar “lo mejor posible” (en buen peruano) porque siempre nuestros actos pueden ser mejorados.

9. No se puede decir que nuestro acto es bueno en base a los “límites inferiores” porque por ejemplo, decir la verdad no hace necesariamente un acto en bueno, sino que hay algo más, algo esencial que le da ese rango: El amor. Este amor que es co-acto del ser personal, hace que las personas hagan actos buenos sin mayores reflexiones filosóficas o morales, por ejemplo, como aquél hombre pobre que renuncia a su pan para darlo a otro tan igual de pobre que él; o de aquel hombre que teniendo algunos planes interrumpe estos para ayudar a otros. 

De esta forma se comprueba que el obrar o modo de ser sigue al ser personal, al fin de cuentas, lo que hay son hombres buenos y no buenas acciones. Esos actos -a modo de ejemplo-, simplemente los hicieron porque sintieron y asintieron que era lo mejor sin más ni menos. 

Pero para profundizar más, hay que reconocer que la medida del amor no nos hace completamente buenos, porque hay que saber amar, entendiendo ese amar con darle al otro todo lo que realmente necesita sin medida. Por ejemplo, una madre de familia que ama a su hijo y no quiere que jale el examen final, al ser desaprobado, empieza a culpar al colegio y al profesor como completamente responsables de lo sucedido. En este caso el amor de esta madre, a nublado su capacidad de ver las cosas objetivamente y en vez de hacerle un bien a su hijo, lo estará perjudicando al quitarle toda responsabilidad de encima.

10. El aprender ética es básico en todas las etapas de la vida como también comprender la moral de la manera más didáctica posible. Esto produce un extraño efecto: Tensión de liberación, esto quiere decir que mientras más reflexiones morales se hicieron, cometer un acto malo se hace más desgarrador y lacerante por acción de la conciencia.

11. Si se dieron cuenta, la situación es compleja porque TODOS Y ABSOLUTAMENTE TODOS TENEMOS PUNTOS FLACOS, pero existe una buena salida expresada en los siguientes pasos:

PRIMER PASO: Reconoce la propia limitación y la culpa por los propios errores, antes de estar mirando los de otros. A veces pareciera que en las redes sociales todos están por encima del bien y del mal.

SEGUNDO PASO: Reconoce la limitación de los otros para actuar bien o responder bien en la vida debido muchas veces a la ignorancia o a las heridas en su biografía.

TERCER PASO: Perdona sin medida, porque el último escalón no es la justicia en sí, sino la posibilidad de la reconciliación y el perdón, porque por más que hayamos hecho muchísimos actos buenos, no podríamos ser calificados de “totalmente buenos”, ya que siempre necesitaremos del perdón en algo.

Por eso NUNCA ABANDONES A SU SUERTE AL CAÍDO CUANDO NECESITE AYUDA Y MÁS AÚN SI CLAMA AYUDA. Muchas personas no vuelven a ser las mismas por el resto de sus vidas, cuando no hay perdón ni consuelo en su historia.


Escrito por

ALDO LLANOS MARÍN

Disfrutando del placer de buscar y alcanzar la verdad.


Publicado en

La dictadura del relativismo

Analizando el origen, sentido y finalidad de esta sin razón disfrazada de intelectualismo.